La Federació d’Associacions Veïnals de València (FAAVV) ha celebrado este jueves 19 de junio la segunda de las mesas redondas se la Semana Ciudadana 2025. En esta charla se ha abordado la cuestión de la ciudad ante el cambio climático, profundizando en la situación ocho meses después de la DANA, y los retos y futuro ante la crisis climática y la construcción de las ciudades y barrios. Junto a la presidenta de la FAAVV, María José Broseta, han participado Ana Camarasa, catedrática de Geografía Física de la Universitat de València; Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, y Victòria Roselló, jefa de Meteorología de À Punt y experta en cambio climático.
Ha iniciado la sesión María José Broseta haciendo un reconocimiento especial al voluntariado de la DANA, “a todas las personas voluntarias que, tras las riadas del pasado 29 de octubre, se pusieron a trabajar para activar una red de solidaridad en la que no solo hemos participado esta Federación y el conjunto de asociaciones vecinales de València y de los municipios afectados por la DANA; también al movimiento vecinal de muchas ciudades y municipios de toda España que se han implicado en esta labor voluntaria. Pero también a los distintos movimientos sociales, asociaciones y entidades de diversa índole desde todos los barrios con quienes hemos trabajado durante todos estos meses”.
La presidenta de la Federación vecinal ha señalado que, algo que nos ha enseñado la DANA es que somos más fuertes cuando estamos coordinadas y trabajamos unidas. “Pero también –ha añadido– hay que decir que no somos voluntarias como mero asistencialismo. Somos voluntarios y voluntarias para defender nuestros derechos. Para implantar verdaderas y eficaces políticas de participación. Para potenciar los servicios públicos. Para que las Administraciones sean de las personas y para las personas. Defendiendo los derechos de los vecinos y las vecinas, y no de las grandes empresas y los intereses particulares. En definitiva, somos voluntarias para fomentar cambios sociales”.
Situación ocho meses después de la DANA
A continuación, María José Broseta ha desarrollado algunas cuestiones que hablan del estado de situación actual de las zonas afectadas, centrándose en el ámbitode la Federación vecinal de València, en las pedanías de esta ciudad que sufrieron en primera persona la DANA, como son La Torre, Castellar-Oliveral y Forn d’Alcedo:
Es verdad que puede haber una apariencia de normalidad. Pero si profundizamos un poco más vemos que sigue habiendo muchas casas y bajos pendientes de reconstruir.
No todos los ascensores se han podido arreglar y tampoco se espera que sea pronto debido a la falta de mano de obra y de materiales, o problemas con las ayudas. Esto conlleva que las personas mayores bajen menos a la calle y algunas que tienen más dificultades no lo hayan hecho aún. Las antiguas campas de coches ya están prácticamente vacías de ellos, pero sigue habiendo restos y lo peor es que se están utilizando de escombreras. Las personas realojadas aún tienen sus casas sin arreglar del todo, y muchas siguen viviendo con humedades o esperando un alquiler asequible.
Distintas organizaciones tienen que seguir ofreciendo ayuda sobre todo en apoyo psicológico porque se está notando un bajón moral que necesita de actuación profesional.
La frecuencia de autobuses sigue siendo muy mala. Los barrancos siguen en reparaciones, las vías del tren siguen presentes, el nuevo cauce del río Turia también es una barrera. A día de hoy, si volviese a pasar el mismo fenómeno todos los pueblos afectados volverían a estarlo.
Si el cambio climático era una teoría para muchos, ahora es una realidad para estos vecinos y vecinas y es lo que nos empuja también a querer participar en una “buena” reconstrucción. Por ello han aparecido los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción que quiere reunir a cuantos más actores locales pueda, y que deben ser apoyados por las Administraciones públicas.
En las zonas de huerta la situación es diferente. Pero es imprescindible que no se aproveche esto para caminar hacia atrás en la protección de la huerta, ni que se fomente la especulación intentando declarar nuevas zonas urbanizables. La maleza ha crecido de forma descontrolada, y aunque visualmente pueda parecer que la situación ha mejorado, bajo esa vegetación permanece el lodo acumulado y una gran cantidad de residuos que arrastró el agua.
En numerosas parcelas privadas persiste el abandono: coches en mitad del campo, restos de comida y basura procedentes de naves industriales y camiones que arrastró el agua.
Muchas papeleras no han sido repuestas, y tanto acequias como desagües siguen sin funcionar correctamente. A la mínima lluvia se hace evidente que el sistema de filtrado ya no responde como antes, lo que agrava el riesgo de nuevas inundaciones.
Es urgente implementar soluciones de drenaje eficaces, y las infraestructuras necesarias para posibles desbordamientos en un futuro. Muchas zonas de las pedanías siguen completamente aisladas y sin accesos hacia otros puntos. Se necesitan actuaciones urgentes en materia de limpieza, mantenimiento de infraestructuras públicas y privadas, y, especialmente, soluciones estructurales que conecten con el entorno y protejan frente a futuros episodios de lluvia intensa.
No hay una solución global para toda la zona, se están sugiriendo desvíos de barrancos, se reconstruyen puentes y carreteras que siguen estando en zonas inundables y volverán a destruirse. Hay obras y reparaciones en marcha, pero sobre todo se tiene que tener en cuenta a la sociedad civil, informando y pidiendo opinión a los vecinos y vecinas. En definitiva, generando participación real y efectiva para realmente evitar que esto vuelva a ocurrir de la misma manera.
Victòria Roselló, Jorge Olcina y Ana Camarasa participan en el debate organizado en la 33 Semana Ciudadana de València
Análisis desde la ciencia
La charla sobre la DANA y el cambio climático organizada por la Federación vecinal de València ha contado además con tres personas expertas que han desarrollado una excelente mesa de debate.
En primer lugar ha intervenido Ana Camarasa, catedrática de Geografía Física de la Universitat de València, doctora con la tesis “Génesis de crecidas en pequeñas cuencas semiáridas, Barranc de Carraixet y Rambla de Poyo” y autora de numerosos artículos y publicaciones sobre la cuestión.
En su desarrollo ha hecho referencia a numerosos estudios que se han venido desarrollando desde hace años hasta la actualidad, tanto sobre la evolución de la intensidad y consecuencias de fenómenos meteorológicos en la zona, como las propias características del territorio. A través de distintos datos y evidencias científicas ha señalado que el cambio climático no puede verse como algo que llegará, sino que es algo que está ya y que está generando consecuencias, y esto no es algo que se sepa ahora que ha ocurrido este desastre concreto.
La catedrática en Geografía Física ha destacado la importancia de la educación, que debe ir de lo local a lo global; primero hay que conocer dónde vivimos, cuáles son las características de nuestros barrancos y cómo se comportan, y desde ahí contribuir a esa actuación común para vivir y adaptarnos en una situación donde, de todos modos, sabemos que el riesgo cero no existe.
Ha destacado la cuestión del equilibrio natural que, aunque puede variar mucho, si el ser humano lo fuerza entramos en un territorio de cambio donde no sabemos lo que puede pasar. Esa situación se está llevando a un extremo cada día peor, y si a eso le añadimos una ocupación del territorio exacerbada como la que tenemos se empeora más la situación.
Asimismo, ha señalado que quién acaba ordenando el territorio son las grandes crisis y eso no puede ser así. Debe aportarse información y educación a la ciudadanía y que sea ésta quien exija a sus gobernantes que se haga cumplir la ley. Por eso, ha destacado Ana Camarasa, es importante el movimiento vecinal, para exigir a los dirigentes políticos que se haga cumplir la legalidad y se atienda a las evidencias científicas, con seriedad y valentía.
A continuación, ha intervenido Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante y profesor de Ordenación del Territorio, Climatología y Riesgos Naturales, así como autor de numerosas publicaciones sobre el tema. Ha profundizado en la cuestión de la ordenación del territorio iniciando su intervención diciendo que estamos viviendo un efecto del desarrollo acelerado en las últimas décadas. La ciudad se convierte, por tanto, en elemento fundamental de lo que hoy llamamos infraestructura verde, del medio natural, al que hay que entender bien porque a veces se comporta de forma extrema, y tendríamos que adaptar nuestras intervenciones en el territorio a este funcionamiento.
Ha destacado que precisamente el litoral mediterráneo español fue el lugar donde se ocuparon más espacios inundables por equipamientos, infraestructuras y sobre todo por vivienda. Años después fueron surgiendo reflexiones sobre las nuevas formas que debíamos adoptar para seguir con el desarrollo económico pero que no podíamos seguir creciendo de la manera que lo habíamos hecho hasta el momento y con el efecto que eso había tenido. Pero todo eso se ha venido abajo, porque la realidad es que volvemos a una coyuntura de crecimiento acelerado, con un discurso político triunfalista que defiende que lo único importante es crecer.
El escenario que nos espera en nuestra zona es de mayor riesgo debido a las actuaciones imprudentes, innecesarias e irreflexivas que se han hecho desde el lado urbanístico sobre el territorio, teniendo en cuenta que ya de por si éramos territorio de riesgo y eso, hay que decirlo, pone en riesgo la vida humana.
El ser humano se ha especializado en crear territorios de riesgo. A veces es desconocimiento, otras veces porque se incumple la ley, otras porque influyen procesos de incertidumbre, otras porque carecemos de protocolos para gestionar correctamente las emergencias.
El catedrático de Análisis Geográfico Regional ha hecho referencia también a la cuestión de vulnerabilidad social de la población del litoral mediterráneo español. Somos un territorio de actividad económica, con un clima favorable para la actividad turística, y todo eso ha hecho que aquí llegue mucha gente, que transformemos mucho el territorio y que lo hayamos artificializado mucho. Además, las carencias en comunicación y educación de la población para el riesgo aumenta la condición de vulnerabilidad.
Jorge Olcina ha señalado dos problemas fundamentales en la gestión del riesgo de inundación. La primera, que tenemos un planeamiento municipal que es muy antiguo –un 70% son anteriores al año 2000–, y no se está haciendo una interpretación correcta del artículo 22 de la Ley del Suelo respecto a lo que son o deberían ser los mapas de riesgo.
Por último ha intervenido Victòria Roselló, jefa de Meteorología de À Punt y experta en cambio climático y licenciada y doctora en Física por la Universitat de València. Además de su tarea como comunicadora, es investigadora en Meteorología e Historia de la Ciencia.
Ha comenzado diciendo que la cifra de víctimas mortales de la pasada DANA es totalmente inaceptable porque hoy tenemos las herramientas para poder advertir a la población. Desde los años 80, desde la pantanada de Tous, en España se hizo una gran inversión en meteorología y hoy en día tenemos herramientas e información para saber cómo se está comportando el fenómeno.
Ha hecho un recorrido por el minuto a minuto que se fue dando en las distintas zonas el mismo 29 de octubre y ha mostrado a través de un vídeo cómo À Punt iba alertando de la situación que se estaba dando y precauciones que se debían tomar mientras desde la presidencia de la Generalitat se minimizaba el problema y se erraba en la hora y la forma de enviar la alerta a toda la población.